sábado, 20 de junio de 2015

Fotos y texto de la Jornada de capacitación, "El potencial artístico del ajedrez para el desarrollo del pensamiento creativo" en Santiago del Estero

El jueves 11 de junio el Programa Nacional de Ajedrez Educativo estuvo en Santiago del Estero, compartiendo un encuentro con docentes y Profesores del Programa provincial de ajedrez que coordina el Lic. Juan Carlos Flores 





Lo que sigue es un extracto de uno de los textos: "El legado artístico del ajedrez", que se uso como soporte del encuentro.
Autor: Carlos Cavallo

Como se produce el aprendizaje artístico.
 Han sido los teóricos de la psicología de la forma (gestalt), los que probablemente más han contribuido a elucidar los mecanismos que afectan el aprendizaje artístico, con su concepción del desarrollo perceptual, según el cual las personas crecen intelectualmente aumentando su capacidad de discriminar entre las cualidades constitutivas de su entorno. De ahí que una persona mejor preparada en un determinado aspecto de la realidad pueda percibir cualidades y relaciones entre cualidades, que otro menos experto no podrá “ver”.
Tomemos la imagen del mate de la coz o Philidor, son los dos nombre con que se lo conoce, y observemos como este patrón o imagen debió utilizar Morphy para resover la combinación de mate de la siguiente partida.
                                                       1.Ch6+ Rh8 2.Dg8+ Txg8 3.Cf7++

Morphy, Paul - Schrufer
Paris 1858
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.d4 exd4 5.0–0 Cxe4 6.Te1 d5 7.Axd5 Dxd5 8.Cc3 Dh5 9.Cxe4 Ae6 10.Ceg5 Ab4 11.Txe6+ fxe6 12.Cxe6 Df7 13.Cfg5 De7 14.De2 Ad6 15.Cxg7+ Rd7 16.Dg4+ Rd8 17.Cf7+ Dxf7 18.Ag5+ Ae7 19.Ce6+ Rc8 20.Cc5+ Rb8 21.Cd7+ Rc8 22.Cb6+ Rb8

 23.Dc8+ Txc8 24.Cd7++ 1–0
 
Esta apreciación perceptiva, (el doble jaque de dama y caballo, la entrega de la dama y el mate de caballo al rey encerrado), no es un mero producto de la maduración biológica, sino que se aprende, haciéndose más compleja y refinada a medida que una persona aumenta su experiencia con la materia.

El mundo visual es muy complejo, por eso la percepción tiende a ser selectiva, reduciendo el mundo visual a ciertos símbolos generales y discursivos que sintetizan las cualidades percibidas. Estas generalizaciones visuales, llamadas constancias visuales, tienden a remplazar lo que vemos por lo que sabemos de lo que vemos, y son muy útiles para la vida diaria, pero en el campo del arte a menudo interfieren en la percepción estética de lo distintivo.

Una característica de los niños pequeños es que tienden a centrarse en un solo aspecto del campo visual, sin tomar en cuenta la relación que hay entre las formas que constituyen la totalidad del campo, (fenómeno llamado sincretismo). Pero una persona que ha desarrollado habilidades como artista en un determinado campo del saber, (como Morphy en el ejemplo visto), puede  tomar decisiones sobre formas, con relación a otras formas. Su pensamiento es relacional, y la totalidad del campo es el criterio para tomar determinaciones concretas y especificas orientadas a la solución de los problemas presentes. 
 
Otros aspectos a considerar son: la dimensión técnica, (manejo procedimental), el lenguaje que comunica con precisión la idea de lo que se busca, el sistema de lectura de las jugadas, que nos permite seguir el movimiento y la evolución de las piezas en el desarrollo de la partida y nos ayuda en el calculo mental de las jugadas y en las imágenes que se evalúan.

Es un presupuesto básico tener un adecuado manejo de todos estos componentes para que la actuación de una persona tenga valor como expresión artística.
En busca de un destino personal
 
"Mi padre me enseñó los movimientos del ajedrez a los cinco años. Empecé a jugar seriamente a los siete... . A los catorce años supe que el ajedrez dominaría toda mi vida". Estas son palabras de G. Kasparov,  pero bien le pueden caber a muchísimas otras personas, que hayan hecho o hagan  del juego un aspecto importante de su vida. La pregunta es, ¿qué determina este hechizo del ajedrez para con la vida de las personas?. Más allá de cuestiones personales, creemos que el encanto del ajedrez tiene que ver con su componente artístico, que una vez acaecido, vislumbrado o entrevisto por la persona, establece un sello distintivo en su relación con el juego. El ajedrez se convierte en un receptáculo para la creación humana y la búsqueda infinita de verdades. Los románticos seguían las partidas hasta el jaque mate, justamente para realzar la belleza de la partida, la obra terminada que era una producción compartida..
El arte como actividad creadora de algo nuevo, encuentra en el ajedrez un campo propicio para su desarrollo, pues en cada partida no sólo se reproduce un camino ya transitado por otros jugadores, (aunque más pronto que tarde estamos navegando en la partida con nuestra propia cabeza) sino que toda partida de ajedrez es una oportunidad para combinan y reelaboran las experiencias pasadas para crear nuevos planteos, nuevas jugadas. En este sentido no es la creación privativa de los genios, sino que todo aquel que imagina, combina o crea algo nuevo por insignificante que parezca al lado de las grandes producciones del talento ajedrecístico, es un creador en el sentido amplio de la palabra. Por lo tanto en la vida diaria de todos los individuos que juegan o estudian ajedrez, existen las premisas básicas para la creación, que van desde una ampliación de los limites dados, hasta la invención o el  rompimiento de la rutina y el estereotipo
El fomento de esta actividad implica tener en cuenta que, si la imaginación se nutre de lo real, y lo fantástico está en el modo en que se combinan los elementos tomados de la realidad, es necesario ampliar la base experiencial del niño a fin de determinar un soporte sólido para su conducta creativa. Cuanto más vea, asimile y experimente, más rica y productiva será la actividad de su imaginación como soporte de su creatividad.
 
Bibliografía
 
Vigotsky L. "La imaginación y el arte en la infancia". ; Ed. Akal, Madrid
Ragoff. B. (1993) Aprendices del pensamiento, Ediciones Paidos.
Read. H.(1960) Filosofía del arte moderno, Ediciones Peuzer
Eisner E. (1995) Educar la visión estética, Ediciones Paidos
 

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